domingo, 14 de diciembre de 2008

¡Minutos, son la morgue del tiempo!

domingo, 14 de diciembre de 2008

Nunca antes había hablado o contado esto a alguien, mis últimas 24 horas con Ángel, antes de que se fuera a Italia. Escribiré como me sentí en ese momento o por lo menos espero hacerlo. Creo que en una despedida hay muchos sentimientos entrecruzados, se ven las cosas con más claridad de alguna forma y la melancolía es algo que no falta.

Escribir esto no me es fácil, es como escribir algo que no quisiera recordar o que debe de quedarse guardado pero una llamada me ha inspirado como nunca antes lo había hecho ninguna. Me ha hecho escribir páginas y páginas de recuerdos enterrados y quisiera compartirlos con quienes los leen y mis amigos; esto también me recuerda a quien soy muy dentro, y que a pesar de lso errores... puedo hacer las cosas bien.

Escribo esta entrada luego de de casi 30 horas de trabajo seguido. Tenía que completar un número de horas antes del 15 de este mes, así que con un poco de Red Bull y un par de cachetadas para el cansancio lo logré, aunque sigo opinando que no debo dejar las cosas para el último momento.

Cae la tarde en un frío color
Escucho tu nombre en el corredor

Las maletas ya estaban listas para el viaje, el billete de avión yacía sobre la mesa de mármol que se encontraba en la sala. Dos billeteras idénticas estaban junto a ella, una con una "L" y la otra con una "A" respectivamente. El cielo anunciaba que dentro de poco se haría de noche y los faroles comenzaron a encenderse lentamente, uno tras otro como si se prendieran al ritmo de una música meteórica. El reloj de la sala anunciaba las 6:00 pm y en la cocina el horno llamaba a gritos a alguien para ser apagado y no quemar la comida. La puerta del garaje se abrió lentamente dejando entrar un auto para luego cerrarse como si se lo hubiera comido. Unas pisadas delicadas pero firmes se escucharon en el piso de madera del garaje, haciendo eco en la casa algo vacía. En la tercera planta de la casa, en el cuarto del fondo, aquel con la puerta celeste (y con pestillo) una canción sonaba con todas sus fuerzas implorando por no tener final. La voz seductora de Andrea Bocelli era la que salía de aquel estéreo. La cama desordenada donde una sabana verde y una colcha del mismo color cubrían dos cuerpos descansando, la pared celeste estaba cubierta de fotos, de aventuras, de sueños, de lugares de cartas, de historia, de risas, de peleas, de llantos, de libros, de amor, de miedo, de penas, de recuerdos...

El reloj marcaba las 6:15 pm y en la cocina el horno había parado de llorar; en su lugar la TV hablaba como loca sin que nadie la detuviera, una voz femenina hablaba por teléfono sobrepasando el tono de la televisión para así poder ser escuchada. El estéreo cambió violentamente la música y pasó de ser italiana a ser en inglés. Ahora Queen anunciaba que la Reina asesina estaba presente (Killer Queen - Queen). Una lágrima recorría el rostro de uno de los cuerpos descansando para caer y morir en la almohada. Una palabra se escuchó en mi oído:

- ¿Aún lloras, amor? - Aquella voz a la que me había acostumbrado hablaba suavemente pero con tristeza también; su mano acarició mi cabello y luego habló para calmarme- Te amo como simplemente no te lo puedes imaginar. Vamos a buscar algo de comer, tengo hambre.

Casi reí en el acto; pensé que se pondría sentimental pero al parecer el estómago le pedía comer y para ser sincero a mi también. Nos cambiamos lentamente mientras que Queen cantaba "Another one bites the dust" a todo pulmón. Mis ojos se posaron en el cuerpo de Ángel quien se cambiaba lentamente. Nunca había entendido en realidad el porqué me encantaba su cuerpo, nunca podía dejar de mirarlo y no enamorarme más de él... Su piel color miel clara, su cuerpo bien formado, sus ojos castaños al igual que su pelo y esos rizos hacían una combinación increíble; amaba la ternura de su piel y aquel calor que dejaba libre era como una droga para mí. Ambos nos cambiamos, poniéndonos algo ligero y cuando Queen anunció "We're the Champions" la puerta del cuarto se abrió dejando salir el calor que había opacado las ventanas algunas horas atrás. Las pisadas hacían eco en el corredor, el piso de madera estaba caliente debido al calor del lugar.

Ahora el reloj marcaba las 6:30 pm y una voz femenina llamó desde la cocina a Ángel quien sonrió levemente para luego tomarme de la mano y comenzar a caminar más rápido hacia ese lugar que emanaba un olor espectacular; el Rosemary olía divino aquella tarde. La madre de Ángel terminaba de dar los últimos toques a la comida, esperan visita aquella noche y parte de los invitados eran mis padres. Una sonrisa, un abrazo y unas palabras cariñosas fueron el saludo de la madre de Ángel. Sinceramente adoraba a esa mujer como una segunda madre, la quería muchísimo (y aún lo sigo haciendo), con aquella voz preciosa nos indicó cómo terminar de adornar el pavo, el jamón, la sopa. Cada vez que veía al padre y a la madre de Ángel me preguntaba a quién se parecía más y siempre llegaba a la conclusión que era adoptado, no se parecía a ninguno... pero sí se parecía a la abuela. Poco a poco la familia entera fue llegando (y con eso incluyo a la mía). Bromas, risas, abrazos, llantos, fotos, historias, sopa, pollo, arroz, verduras, la noche, la luna, la mesa, las sillas, la TV fueron testigos de una velada inolvidable, una última cena todos juntos antes de que Ángel partiera a Italia.

Ahora el reloj marcaba la 1:30am y el sonido en la casa era fúnebre, todos dormían incluidos los dos perros. Una mano sostenía a la otra mientras que una cabeza yacía recostada en un hombro delicadamente. Un llamada al móvil tras un mensaje de texto y tanto Ángel como yo nos fuimos a la playa para darle el alcance a Héctor, el cual nos esperaba con una sorpresa que cambió sin duda alguna lo que eran los Tres Mosqueteros...

Ya no es tu risa la que me recuerda

Que un libro se acaba aunque sea el mejor

Conducía por la carretera pasando junto a cientos de autos y me iba preguntando cuál sería el destino de cada uno de ellos. Pensaba en el mensaje de Héctor en el móvil: "Los necesito ver lo más pronto posible, estoy en la casa de la playa, vengan. Un mosquetero". Nada venía a mi mente, ¿qué podía ser tan importante para que nos llamara así después de haber cenado juntos en la casa de Ángel? La Luna brillaba como si se apiadara de mis sentimientos, me hacía sonreír de alegría en forma irónica. Su mano acaricia mi pierna tiernamente mientras cantaba "Princes Of The Universe", sus ojos me miraban y los podía ver de reojo, podía sentir la pasión de su voz al cantar (y no cantaba nada mal), el reloj ésta vez marcaba las 2:15 am....
El primero en bajar del auto fue Ángel quien me sonrió y me hizo una mueca de las tantas que solía hacer cuando quería romper el hielo o la tensión del momento. Caminamos de la mano hasta llegar a la casa de Héctor en la playa. Nos esperaba en su pórtico con una mirada alegre; aquel brillo en sus ojos nunca lo olvidaré y sé que ninguno olvidará aquel momento. Nos sentamos los tres juntos y comenzamos a hablar de aquellos anécdotas de cuando éramos niños (teníamos ya 18 años en esa época), ninguno habló del porqué estábamos allá hasta pasadas las 3:00am cuando su celular sonó avisándole de la hora.
- Me voy en 5 semanas a Inglaterra - Sentí como si mi pulso se detuviera, analice palabra tras palabra mientras Ángel intentaba sonreír pero estaba más sorprendido que yo. Héctor sacó una carta de su bolsillo y dijo mientras me revolvía la cabellera: - ¿Ahora qué pasará, chicos?

Me levanté algo molesto; la fecha de la carta decía que la había recibido hacía dos meses y no nos había dicho nada, lo que me molestó muchísimo. Me sentía burlado, molesto, quería llorar, quería gritarle que era un idiota y lo hice. Héctor sabía que algo me molestaba, mi reacción no fue la que hubiese esperado pero el siempre fue quien nos recalcaba que la honestidad es una gran virtud y eso hice... Le grité por no haberlo dicho antes, le grité porque nos lo decía en aquel momento, le grité porque lo iba a perder a él también. Ya me mataba perder a quien amaba y sabía que también perdería a mi mejor amigo, a mi hermano... No pude ocultarlo más y lloré; lloré por todo junto.

Lloré porque sentía miedo, porque sentía que me quedaba solo, lloré porque se iban, lloré porque Héctor no había dicho las cosas, lloré porque Italia se llevaba a Ángel… Lloré por muchas razones y todos apuntaban a ellos; no era su culpa pero ellos se irían y con ellos se irían los recuerdos, las risas, los llantos, las peleas, las alegrías, el cantar al despertar, las bromas luego de comer, copiar en los exámenes, el aprender a comer juntos, con ellos se iba el Día de Promoción, el viaje a Disney... Con ellos se iba lo mejor de mí.

Esa noche los tres lloramos porque sabíamos que perdíamos parte de lo que éramos, sabíamos que estaríamos en contacto pero no sería lo mismo. Ese día me di cuenta de que mi camino tendría que recorrerlo sin ellos dos, ese día me di cuenta que en la vida debemos dejar ir a quienes amamos para dejar entrar a otras personas sabiendo que nunca ocuparan esos lugares vacíos dentro del corazón de uno... Ese día me di cuenta de lo mucho que los amaba, a uno como amigo y al otro como el amor de mi vida.

Un día después me di cuenta que nada sería como antes jamás... Que los libros ya no serían tan interesantes, que las canciones de Queen serían recuerdos, que nuestra primera multa sería algo que recordar, sabiendo que ellos estarían lejos, que en nuestro último año de secundaria nos ganamos una suspensión por no querer delatarnos unos a los otros.

En ese instante me di cuenta de lo vacío que me sentiría cuando no estuvieran a mi lado y de cómo cuando terminara un libro su sonrisa no estaría presente para ambos poder hablar sobre él...

Frente a mí y yo sé que no ves

Que la esencia nos hizo crecer
Y es que aunque me disparen

Que no me comparen con fotos de ayer

El coche cruzaba la carretera interestatal a más de 60 millas por hora. El CD de Queen gritaba con todas sus fuerzas. Una vez más "Killer Queen" hizo de fondo para nuestras risas y bromas en el coche, el reloj del auto anunciaba las 9:00 am. Nuestro destino era la casa de Héctor. El clima parecía adivinar cómo nos sentíamos. Estaba oscuro, nublado, con lluvia, algo muy poco común para la estación en laque estábamos. No habíamos domino durante esas 24 horas pero no nos notábamos cansados; por el contrario teníamos energías o tal vez era el momento que nos las daba para poder pasar un ultimo día todos juntos, no lo sé...

Durante ese tramo de la playa a la casa de Héctor pude ver todo lo que habíamos vivido juntos, las aventuras que habíamos pasado, las peleas, disgustos, las clases que habíamos tomado juntos… Era recordar cada cosa como si la estuviera viviendo nuevamente. El primer día que vi a Ángel, el campeonato de natación que ganó, el campeonato estatal de beisbol que ganamos Héctor y yo, aquellas noches que nos escapamos juntos para ir a una fiesta, nuestra primera borrachera, nuestro primer beso (de Ángel y mío)... Nuestra primera gran pelea que falta alcara ayudó a que la amistad fuera más solida de lo que ya era (y eso es decir mucho). Ángel fui quien le dio sentido a nuestro amor, él siempre tuvo las respuestas a casi todo, Héctor era el cómplice y el que nunca tomaba esquinas en una pelea pero sí te decía las cosas como eran. Yo por otro lado era el más rebelde de todos, el más loco aunque era el que mejor notas tenía; eso no lo puedo negar, tenía buenas calificaciones.

Ángel me hizo ver la verdad de quien era, me hizo comprender que un escudo no siempre es la solución más apropiada para la sociedad. Héctor me hizo ver que no podía vivir escondido de la sociedad, que debía afrontar quien era y eso hice... Los tres siempre seguíamos el consejo del otro, era nuestro MO y me encantaba. Cuando llegamos a la casa de Héctor entramos corriendo a su cuarto, tirando una maceta al suelo y haciendo que el perro saltara del susto pero sabiendo que esa sería la última vez que nos divertiríamos juntos.
Amando a Ángel creció algo dentro de mí que nunca esperé tener, con él aprendí a amar y a reír. El fue testigo de mis llantos y mi dolor cuando a mis 15 años me enteré que tenía cáncer después de casi ahogarme por no poder respirar en las prácticas de Fútbol. Aunque nunca lo vi llorar sé que lo hizo en silencio para darme fuerzas y para que no decayera; me lo contó Héctor. Hoy le agradezco ya que si lo hubiera visto llorar tal vez me hubiera rendido y no lo hice gracias a él. Ángel no sólo estuvo en los peores momentos de mi vida sino que fueron los mejores momentos también; era como estar entre algo que nos gusta y algo que odiamos... Su amor y el cáncer.

Cambié de tema, pido disculpas. Una vez en la casa de Héctor subimos a su cuarto y pusimos una de las películas más espectaculares, una de las historias más tristes que se haya contado jamás, "La Lista de Schindler". Siempre pensábamos que esa película era una obra maestra y nunca nos equivocamos, lo es. Recuerdo estar echado en la cama junto a Ángel mientras que Héctor estaba en el piso recostado viéndola; suavemente tomé la mano de Ángel y luego lo besé y lo besé...

Las horas pasaron y Héctor se vio forzado a salir de su cuarto por factores digamos externos (me refiero a Ángel y a mí). No recuerdo exactamente cuánto duramos pero diría que fue una eternidad y así lo sentimos... Esa fue la última vez que hicimos el amor.

Y abrázame fuerte por última vez

Que no nos importe qué pase después

Si tú también sabes

Que cuando amanezca yo ya no estaré,

El reloj marcaba ya las 2 pm y los móviles comenzaron a sonar. Era hora de ir a Casa por las maletas pero tanto Ángel como yo no contestábamos y mucho menos queríamos irnos. Recuerdo que tenía mi cabeza recostada en su pecho mientras le acariciaba su vientre y el jugueteaba con mi cabello mientras nuestros cuerpos yacían juntos uno al otro. La puerta del cuarto se abrió y con una sonrisa Héctor entró y comenzó a cambiarse de ropa para ir saliendo de la casa; en menos de 10 minutos Ángel y yo nos cambiamos y nos bañamos y Héctor escuchaba a los Beatles y su Submarino Amarillo.

Todo el camino desde la casa de Héctor a la casa de Ángel no le solté la mano ni un segundo; tampoco lo hicimos de la casa de Ángel al aeropuerto, su familia estaba con nosotros y también Héctor. Sentí lentamente como el fin de la película llegaba, de mi película, y no quería se acabara. Sin importarme el ridículo que hiciera lloré sin querer y también lo hizo Ángel mientras que Héctor nos miraba y sólo dirigía su mirada por la ventanilla; sabía que le tocaba a él ser el más duro aquella tarde. Encontré unos brazos encima de mí, unos que nunca me hubiera podido imaginar, la hermana de Ángel. Digo que nunca me lo hubiera imaginado por el simple hecho que nunca me llevé bien con ella.
Éramos como agua y aceite, siempre discutiendo y peleando como gatos y perros. Pero esa tarde pude ver que comprendía por primera vez lo mucho que amaba a su hermano y me abrazó suavemente pero con ternura mientras sentía su mano acariciando mi espalda.Su madre que estaba en el asiento delantero se giró y dijo:

- Ya no lloren o me harán llorar a mí y tardé una hora en arreglarme, así que se esperan para después de las fotos.

Por algún motivo todos lo encontramos chistoso y sin duda alguna hizo que riéramos, incluso la seriedad del Padre de Ángel cambió a unas carcajadas muy contagiosas. Me sentía nervioso, sentía que las manos me sudaban, sentía que el corazón se me partía pero me sentía feliz también al saber que Ángel se iba porque lo quería, porque su futuro aguardaba en Italia.

La llegada al Aeropuerto fue una travesía, buscar la terminal fue una odisea, ya me preguntaba porque odiaba el aeropuerto xD

Comimos durante unos minutos, nos reímos superficialmente ya que ni ángel ni yo queríamos que el avión partiera. Pedía con todas mis fuerzas hubiera un retraso descomunal en los vuelos pero no lo hubo... y el momento llegó.

Solamente te pido un favor

Toma este puñal que es mejor que yo

Y hunde su fuerza en mí de lado a lado

Y arranca la pena con todo el dolor

Todos nos adentramos a la puerta de salida # 12(tenía esa edad cuando lo conocí). Ahora sólo llevaba con él la maleta de mano y su billete de avión. Nos tomamos fotos, intentábamos reírnos, prometernos estar en contacto, prometimos amarnos por siempre... El momento de decir adiós llegó. Le tomé de la mano y lo besé, nos besamos con una pasión increíble incluso para mí. Nunca antes había sentido un beso con tanta locura pasional; luego pasamos a abrazarnos con todas nuestras fuerzas y dejamos salir unas lágrimas de pena y amor.

Le tomé de la mano y le dije que lo amaba, que siempre lo haría y él dijo lo mismo. Héctor se acercó y nos abrazo fuertemente. Por última vez sentí el abrazo de las dos personas que mas quería conmigo.

Un "Te amo y no llores más" hizo que me calmara por unos instantes para luego sonreír mientras intentaba no llorar. De mi bolsillo saqué un carta que le había escrito y le dije " Léela cuando estés en pleno Atlántico, la segunda léela en Italia". Mi sorpresa fue mayor cuando él me entregó una carta a mí y otra a Héctor. Luego se despidió de su familia, de Héctor y tras un beso me dijo:

"Adiós, pandita"

Lo seguí con la mirada totalmente llena de lágrimas para verlo pasar por la terminal... Espere una hora en el lugar, no aceptaba que se había ido. Su familia esperaba paciente en el auto mientras que Héctor estaba a mi lado. Cuando salimos los padres y la hermana aún estaban ahí y me recibieron con una sonrisa; me disculpé pero su padre me dijo:

- Cuando se ama y se hace algo por amor no se debe uno disculpar, hijo. Vamos a casa ahora.

Héctor me abrazó y entramos al auto. Dormí todo el trayecto, no recuerdo como llegué a mi cama, como logré dormir. Seria por el cansancio, no lo sabía pero si sabía que mi mejor amigo estaba a mi lado y la carta de la persona que amaba aun no la había abierto. Me decidí a hacerlo... Pero eso es otra historia…

***
PS: Debo de escribir algo alegre, luego me llamarás dramático por msn xDDD
Cancion : Quedate esta noche
Autor: Christian Meier

1 comentarios:

luisitha

Te odio, simplemente odio que dañes mis planes del día, por primera vez por razones propias había decidido ponerme rimel, y a ti te da por escribir…(culpa mía en parte por leer esto demasiado tarde, pero no puedo soportar demasiado tiempo sentada^^...)

Primero que todo, te digo que en este momento me carcome, consume y enloquece la envidia, yo quiero un Ángel para mi.(probablemente llegue llamándose Ángela, pero básicamente es casi, casi el mismo deseo)

Y como segundo... y no comprendo porque mierdas, estoy loca y enfurecidamente enamorada de ti(o mas bien de tu manera de escribir) infamias y blasfemias no me han hecho sacar tanto la locura que traigo, y ni las personas que me rodean han logrado escribir de manera que lloro, me lleno de mocos y luego para barbarie me hacen reír y termino escurriéndome en lo que por suerte fue un pañuelo…

Te quiero, tu sabes que si, el problema con los locos es que… después de todo no sabemos querer.

 
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